Si bien la gripe es de las enfermedades más comunes y menos graves que existen, y que todos alguna vez tuvimos en invierno, puede llegar a dejarnos consecuencias si no la tratamos como se debe. Entre los problemas secundarios que ésta conlleva, se encuentra la infección de oídos y posterior pérdida auditiva.
El oído se encuentra conectado con la garganta a través de la Trompa de Eustaquio, la que se inflama cuando tenemos un resfriado y no cumple adecuadamente su función, haciendo que nuestro oído se sienta tapado, generando una sensación de congestión y de pérdida de audición.
Hasta ahí ningún problema, ya que una vez finalizado el resfriado los síntomas desaparecen. El problema se encuentra cuando, luego de desaparecida la gripe, el dolor de oído y las dificultades auditivas persisten.
Si esto sucede, puede que a la infección no se le haya dado el cuidado adecuado, por lo que se vuelven crónicas y dejan consecuencias que muchas veces pueden resultar irreversibles. Es por esto que al mínimo indicio de persistencia de síntomas auditivos luego de una gripe, recomendamos acudir a nuestros especialistas que se encargarán de proporcionarle un diagnóstico adecuado de su audición.
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